sábado, 16 de mayo de 2009
"Hace unos días se me rompió un zapato y salí a recorrer mi barrio buscando un zapatero. A pesar de que hace ya mucho tiempo que vivo en la zona, no había reparado en un local muy pequeño que estaba entre una casa antigua y los fondos de un supermercado coreano. Cuando entré, el lugar me conmocionó. Unos tubos blancos y largos sobre el techo daban una luz cálida. El ambiente era confortable, con zapatos de varios colores sobre las estanterías y olor a cuero en el aire. Una estufa pequeña calentaba el lugar. El zapatero - un hombre moreno de pocas palabras- me hizo un presupuesto por el arreglo. Y me dijo que ya hacía diez años que tenía ese local. Es decir que hasta que no lo necesité, no apareció. Sin embargo, desde hace tiempo y en silencio, este hombre hace simplemente su trabajo. Ser invisible, entonces, es una meta" Fabián Casas
martes, 17 de febrero de 2009
"Hay grandes escritores que en la cancha pueden ser virulentos peleadores y después en la literatura tienen miedo. ¿Pero de qué? ¿De fracasar? Si ser escritor ya es fracasar. ¿Qué peor te puede pasar? ¿Cuál sería el éxito de un escritor? ¿Ganar el premio nacional, 1.500 mangos por mes? ¿La jubilación de un sargento?" Fogwill
miércoles, 28 de enero de 2009
jueves, 11 de diciembre de 2008
Hasta ahora Martin ha demostrado ser una persona que fracasa en todo, pero la vida en las grandes ciudades está organizada de modo tal que hasta al ser más inútil le basta ser simpático o tener familia para subsistir durante años sin mayores inconvenientes porque las consecuencias de su inutilidad se compensan, anulándose, con las consecuencias de la inutilidad de los demás. La sociedad protege a sus verdaderos devotos, y sin duda posee el derecho de hacerlo, así como posee el derecho de marcar en la frente con un hierro candente a los solitarios, los excéntricos, los derrotistas que pretenden ponerla en contacto con la realidad. J. R. Wilcock
miércoles, 12 de noviembre de 2008
Odiseo
Salimos a comprar.
En un suburbio de Buenos Aires
a las tres de la mañana
hay que salir a comprar
tenemos un auto
para sumergirnos en el barro
y en su demencia
en el vértigo
del barro más nocturno
el alumbrado casi ausente
nos ensombrece
acompaña nuestra huída
nadie habla
todos hablan
en la plaza
en frente
en lo profundo
el puntero
cinco papeles
alegres y coloridos papeles
azul, verde, rojo,
otra vez azul, rojo
otra vez azul:
gira la sirena policial
nos arremete
nos arrincona
nos encandila
no tengo un papel
tengo un boleto de tren
arrugado
tenemos que bajar
pisar el barro
el suburbio
tres itacas nos apuntan
y nos piden explicaciones
nada existe más difícil que explicar
nada es explicable
por qué llueve
o por qué estamos ahí
No explicamos
¡Compramos papeles de colores!
decimos
rojos, azules, verdes
quisiéramos tener de todos los colores
menos negro
¿Cuántos?
pregunta una itaca
cinco
dos azules, dos rojos
uno verde
denme tres
uno rojo
uno verde
uno azul
casi un arco iris
ellos se van con sus colores
nosotros damos la vuelta
buscamos al puntero
y le compramos otros tres
ahora tenemos
rojo azul verde amarillo
plateado
En un suburbio de Buenos Aires
a las tres de la mañana
hay que salir a comprar
tenemos un auto
para sumergirnos en el barro
y en su demencia
en el vértigo
del barro más nocturno
el alumbrado casi ausente
nos ensombrece
acompaña nuestra huída
nadie habla
todos hablan
en la plaza
en frente
en lo profundo
el puntero
cinco papeles
alegres y coloridos papeles
azul, verde, rojo,
otra vez azul, rojo
otra vez azul:
gira la sirena policial
nos arremete
nos arrincona
nos encandila
no tengo un papel
tengo un boleto de tren
arrugado
tenemos que bajar
pisar el barro
el suburbio
tres itacas nos apuntan
y nos piden explicaciones
nada existe más difícil que explicar
nada es explicable
por qué llueve
o por qué estamos ahí
No explicamos
¡Compramos papeles de colores!
decimos
rojos, azules, verdes
quisiéramos tener de todos los colores
menos negro
¿Cuántos?
pregunta una itaca
cinco
dos azules, dos rojos
uno verde
denme tres
uno rojo
uno verde
uno azul
casi un arco iris
ellos se van con sus colores
nosotros damos la vuelta
buscamos al puntero
y le compramos otros tres
ahora tenemos
rojo azul verde amarillo
plateado
martes, 11 de noviembre de 2008
elegir
la ciudad rota partida
perenne
elegí – dice
el tedio
la deseperación
es gris y es inmensa
elegí – grita
a sus pesadas piedras
atado
a su laberinto de deseo
elegí – escupe
mi dedo frágil
como agua
se escabulle
muere entre sus grietas
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