sábado, 20 de enero de 2007

Loj escribidore

Aquí voy hablarles de ajenos atrevimientos,
y no es porque yo sea mejor que nadies
sino porque hoy
amanecí temoso por falta de sueño.

¿Qué les he contar?
Qui últimamente fui a una biblioteca
y estoy sustao con la poesía
al ver tanto libro sin tuétano.
Muchoj escribidore se dan güelta el celebro
y como a bolsillo vacío naa les cae.

(Disculpen que hable así,
pero es que estoy mal dormido. De pronto
se me atraviesan palabras de antes
y me regodeo diciéndolas.)

Sigo:
Naa que decir y escriben pa qué,
como de apuro y de lo diente p’ajuera;
y algo más pior, hacia adentro
donde únicamente ellos se entienden.

Hacen nido en el libro como pavos riales,
ponen güevadas
y sacan crías pal olvido. ¡La pucha!
se creen bonitos y andan moniando al puro cuesco.

Hubiera queriu nojarme más porque como dije
ando atravesao por falta de sueño,
pero basta por hoy en que la mala noche
me hizo hablar así de loj escribidore.

Jorge Leónidas Escudero

jueves, 18 de enero de 2007

Felicidad

Happiness. It comes on / unexpectedly
Raymond Carver


voy a entrar un día cualquiera
con una botella de kirschwasser
el disco de cale troubadour
o tal vez shades
y un mapa de venezuela
seguramente cuando caiga la noche

con el primer trago vas a sacar la lengua
larga y espantada tu lengua
pero vas a sentir que es nuestra noche
con cale en el fondo
todo va a ser perfecto

a nuestro modo perfecto:
reirnos con la furia de los tristes
cuando ríen
odiarnos con la pasión de lo que aman
cuando odian

en algún momento tal vez pensemos
en el otro mundo
con bombas y un papa

pero nada nos va a importar

vamos a ir a la selva
subir el orinoco
hasta puerto ayacucho
san cristóbal y maracaibo

borrachos
vamos a amarnos
a confundir nuestros cuerpos
en las comisuras del silencio

me voy a ir temprano
con la última estrella
con el primer tren

Insomnio

No mintamos más. Clávate en tu angustia,
no disimules tu opaco gesto,
tu tortura,
el otoño enrarecido en tu alma,
la inutilidad de tu juventud inicua,
tu criollismo sin sol...
El barrio es carne de tu carne,
y su misma absurda alma, esa, es tu alma.
No mientas más, ¿para qué?, aléjate
de los círculos literarios,
y llora, hombre, una vez en tu vida,
cuando no te ve nadie.
Ten el pudor de tu lágrima,
y tu lágrima sea
blasfemia,
caló arrabalero,
perífrasis de artista,
cualquier cosa que disimule
tu escepticismo,
tus amadas que tocan los órganos sexuales,
tus veinticinco años aburridos,
tu incapacidad de dar,
de crear, de amar, de orar...
No creas en nada y no lo digas,
muestra tu cinismo como una lápida
que te soterre en vida...
Pregusta la muerte
en tus chistes suicidas...
No salgas los domingos de tu cueva,
hazlo a la noche pegado a las paredes,
ocupando el menor sitio posible en el mundo,
para que la vida no te vea
y no te escupa.
No escuches el himno nacional,
ni menos la fácil polka del ensueño burgués,
ilumine tu pavés
-negra bandera del «qué me importa»-
un sólo verso de Baudelaire.
Todo está dicho ya.
No añadas palabras inútiles
a las de los periódicos...
Sé idiota o banal, consérvate ausente de tu mal...
y no se lo digas a nadie, ni a tu mujer,
-ella es chismosa
y su carne infecunda
propalará tu abulia-...

Estás solo y estás en ti,
¿te ves el nauseabundo pozo de ti mismo
la carroña de tus instintos locos,
de tus quimeras tuertas
de tus siete amadas estranguladas
en la cámara oscura de tu original locura?...
Ponte tu orgullo como tu camisa
-tu plebeya camisa de zephir-,
odia mortalmente, odia a fondo,
con el odio untuoso de los malevos,
y el mismo odio de las prostitutas...
Haz el poema de tu animalidad
cuida estilizar tus podredumbres,
saca brillo a tus crímenes;
hay fiesta en la ciudad
de mis años muertos...
¡ah los gusanos tuertos
que buscan mis ojos en la oscuridad!...
Ciudadano, ciudadano,
y con veinte siglos de literatura en el pecho,
disimula... disimula...
Y ODIA, odia, ¡ah la hora del odio!
odia, odia, ¡ah! la espera del odio,
odia, odia, ¡ah! la voluptuosidad del calembourg
tendido en flecha hacia el que odias...
el epigrama... el epitafio, la sorna,
la bella calumnia infame que acogota
la sublime basura humana...
y luego tu tos...
siempre tu tos...

Nicolás Olivari

lunes, 15 de enero de 2007

Andes bolivianos

I
con inocencia
un perro descansa en la
única sombra

II
la melodía
de las quenas se pierde
en el silencio

III
vibra el mercado:
el altiplano sigue
mudo, absoluto

domingo, 14 de enero de 2007

II

el sauce y el río
con la primera luna
se desvelaron